JEAN JACQUES ROUSSEAU Y EL ESPIRITU
PRE-ROMÁNTICO
Cuando se estudian las corrientes del
pensamiento del siglo XVIII suele señalarse una dicotomía: la
primera mitad del siglo mostraría el predominio del espíritu
crítico, a veces frívolo y ligero, el culto de las ciencias y del
racionalismo; la segunda mitad, por el contrario, marcaría la
demostración de un sentimiento, de la sensibilidad, de lo irracional
frente a aquella primera actitud dominante.
En síntesis, por un lado “les têtes
philosophiques” (las cabezas filosóficas) y por otro “les âmes
sensibles” (almas sensibles). Sin embargo, aunque una y otra
corriente tienden a predominar en los citados momentos, lo que da su
fisonomía más compleja a este siglo es la coexistencia de una y
otra tendencia que, incluso, se puede dar en una misma persona.
EL PRE-ROMANTICISMO SEGÚN LAGARDE Y
MICHARD
1) Cosmopolitismo literario:
La elección de la sensibilidad hizo
acoger con fervor las obras extranjeras colocadas bajo el signo de la
pasión, (traducciones de Shakespeare, Richardson, Young, Ossian, con
sus poemas sombríos y melancólicos; el influjo del Werther
de Goethe, etc)
2) Temas pre-románticos
La sensibilidad también condujo a los
escritores a ponerse en el centro de sus obras, ampliamente
autobiográficas, con su orgullo, su melancolía, sus emociones. Así
se encuentra en Rousseau y sus sucesores la mayoría de los temas
gratos a los románticos.:
a) El sentimiento de la Naturaleza.
Antes que Chateaubriand, Jean Jacques
Rousseau fue sensible a la grandeza y al misterio de la naturaleza y
Bernardin de Saint Pierre, uno de los creadores del “exotismo”,
describió paisajes “pintorescos” con una extrema riqueza de
colorido. Desde ya, la naturaleza es considerada en sus relaciones
con el alma humana, ofrece al hombre espectáculos par encantarlo,
para apaciguar su corazón; despierta en él sentimientos conformes
con su espectáculo y se pone en armonía con sus emociones “como
una tierna amiga.” También es para el artista el cuadro de las
emociones humanas que ella contribuye a subrayar y a sugerir: el
otoño, el claro de luna, los sonidos sordos y misteriosos, las
ruinas y las tumbas, en adelante estarán ligados a la evocación de
la melancolía.
b) El sentimiento religioso.
La soledad, el misterio de la
naturaleza, ayudan al alma a aproximarse a Dios.
c) El amor.
El “delirio” de Rousseau, “ebrio
de amor sin objeto” en el momento en que redacta la Nueva Eloísa
ya es la “obra de las pasiones” que atormentó a Chateaubriand.
Puede decirse que los temas esenciales del amor romántico se
encuentran en la Nueva Eloísa: la
fatalidad de la pasión, la predestinación de los amantes, los
tormentos de la separación, la búsqueda del olvido en los viajes y
en los peligros la idea del suicidio, el sentimiento doloroso del
tiempo que pasa y en la felicidad que huye y, sobre todo, las
emociones que se apoderan del alma en los lugares testigos de la
felicidad pasada.
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