jueves, 17 de mayo de 2012

El vaso de agua sucia


EL VASO DE AGUA SUCIA

Una alumna de un colegio faltó a clases por una semana y otra compañera empezó a decir que la primera no asistía a clases porque estaba embarazada y se estaba practicando un aborto.
La maestra escuchó los comentarios y llamó a la muchacha a su oficina y le dijo:
"Por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno."
La estudiante se lo trajo.
La maestra le dijo: "Tira toda el agua al piso."
La muchacha titubeó, pero al final obedeció. Después de derramada el agua en el suelo, la maestra le dijo: "Ahora, recoge el agua del piso y ponla en el vaso."
"No se puede", dijo la alumna.
Y la maestra le repitió: "Hazlo."
La alumna, con paños y servilletas, recogió todo lo que pudo y así llegó a llenar medio vaso de agua y estaba sucia.
La maestra le dijo a la alumna: "Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera. Aún cuando quieras reparar el mal que has hecho, no podrás hacerlo totalmente.
Tu compañera faltó a clases porque estaba en el entierro de su padre, que falleció hace unos días".
Con cuánta facilidad, hablamos sin saber verdaderamente la realidad de las cosas y sobre todo desconociendo la esencia sagrada misma, de las personas que nos rodean…¡Qué inconciencia tan grande, hacernos eco de rumores malsanos y destructivos…!

Que esta historia sirva para pensar en dichos de los cuales nos hacemos eco, cuando en realidad solo son rumores, tergiversaciones o mentiras. 
Hay tres cosas que no regresan: la flecha arrojada, la piedra tirada y la palabra dicha. 
Un dicho que dice que "Las palabras hieren más que las espadas."  Nunca sabemos qué daño podemos causar a una persona con una palabra que sale de nuestros labios. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que se dice y pensar si nos gustaría estar en el lugar del otro, del injuriado. Espero que les dé para pensar.